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Consultas personalizadas en PasodelosToros en La Academia. En el blog veremos: - Claves para eliminar defectos psicológicos, adicciones, etc. - Técnicas de auto-conocimiento para resolver problemas. - Apuntes para interpretar circunstancias. - Conocimientos antropológicos y ontológicos. - Hábitos saludables y ejercicios para vivir mejor.

Historias, versos y moralejas

Fácil y difícil


Fácil es ocupar un lugar en la agenda telefónica.
Difícil es ocupar el corazón de alguien...

Fácil es juzgar los errores de otros
Difícil es reconocer nuestros propios errores.

Fácil es hablar sin pensar
Difícil es frenar la lengua.
Fácil es herir a quien nos ama.
Difícil es curar esa herida...
Fácil es perdonar a otros
Difícil es pedir perdón.

Fácil es dictar reglas.
Difícil es seguirlas...

Fácil es sonar todas las noches.
Difícil es luchar por un sueño...

Fácil es exhibir la victoria.
Difícil es asumir la derrota con dignidad...

Fácil es admirar una luna llena.
Difícil es ver su otra cara...

Fácil es tropezar en una piedra.
Difícil es levantarte...

Fácil es disfrutar la vida todos los días.
Difícil es darle el verdadero valor...

Fácil es orar todas las noches.
Difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas...

Fácil es prometerle algo a alguien.
Difícil es cumplirle esa promesa...

Fácil es decir que amamos.
Difícil es demostrarlo todos los días...

Fácil es criticar a los demás.
Difícil es mejorar uno mismo...

Fácil es cometer errores.
Difícil es aprender de ellos...

Fácil es llorar por el amor perdido.
Difícil es cuidarlo para no perderlo...

Fácil es pensar en mejorar.
Difícil es dejar de pensarlo y realmente hacerlo...

Fácil es pensar mal de otros
Difícil es darles el beneficio de la duda...

Fácil es recibir
Difícil es dar.


LAS TRES PRUEBAS DE UNA BRUJA
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Un festival religioso 

Caminaba el Buda a la orilla del río cuando encontró una mujer de dudosa reputación intentando cruzarlo.

Se dispuso a ayudarla y la cargo hasta la otra orilla.

Los sacerdotes y seguidores que lo acompañaban, quedaron sorprendidos ya que estaba prohibido "tocar mujer" durante las festividades y empezaron a comentar y cuchichear el tema unos con otros.

Después de muchas leguas de caminata, algunos monjes tomaron coraje y finalmente le dijeron:

- "Buda, si nos esta prohibido tocar a una mujer durante los dias santos, como te atreviste a cargar esa mujer pecadora?"

- "Yo solo ayude a una mujer en apuros", les contesto.

"Ustedes son los que aun la vienen cargando desde el rio".
No esta preciosa esta historia?

Como siempre, mas allá de su mensaje evidente, estas historias hacen las veces de parábolas, haciendo que las mismas caigan como una gota de miel sobre nuestra consciencia, suavizándola y penetrándola lentamente con su verdadero significado.

- Que es lo evidente aquí?, que los "lideres" cuando es necesario pueden -y tienen- que romper los dogmas ?

Puede ser... un líder esta orientado a los RESULTADOS y puede que, bajo ciertas circunstancias, lograr esos resultados le exija apartarse de los esquemas preexistentes.

- Y no será que el mensaje en realidad se refiere a que los actos de bondad no pueden estar reñidos con el rito de las religiones?

Más que seguro. Jamás puede quedar alguien sin ayuda y en peligro por causa de una regla formal.

- Y, en realidad no se estará refiriendo a que los modelos perfectos de los dogmas pueden DETENER EL CAMBIO POSITIVO?



DIOS NACIÓ MUJER
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El maestro y la vasija

El Maestro cogió una vasija grande y piedras de diverso tamaño y preguntó

¿Cuántas piedras pensáis que caben en la vasija?

Los alumnos hicieron sus cálculos y el Maestro comenzó a introducir las piedras hasta que llenó la vasija y preguntó: ¿Está llena?

Los alumnos asintieron, pero ante su sorpresa el Maestro sacó otra vasija con piedrecitas de gravilla, introdujo esta gravilla en la vasija grande y la agitó penetrando esta en los espacios sin cubrir.


El Maestro con una sonrisa irónica preguntó ¿Está llena?

Ahora, los alumnos dudaron. El Maestro dijo, tal vez no y a continuación cogió otra vasija con arena y la volcó en la vasija grande, la arena se filtró por los más pequeños recovecos.

¿Está llena? Preguntó. Los alumnos ante el fundado temor a equivocarse, dijeron no.

¡Muy bien! Exclamó el Maestro. Entonces sacó una vasija con agua y la comenzó a verter en la vasija grande llenándola aún más, pero la dejó ligeramente sin llenar

¿Cuál es la enseñanza de esta historia y cuál su interpretación?

La vasija grande es nuestra persona en la cual introducimos las piedras grandes, éstas son el la disciplina que practicamos asiduamente, pero debemos  llenarla con otras vasijas, con otros contenidos.

Es decir: con otras Artes  para intentar llenarla lo máximo que podamos para asimilar las más diversas enseñanzas, pero aún así, aunque le dediquemos nuestra existencia siempre quedará ligeramente sin llenar.

Aún a sabiendas de esto, debemos intentar que llegue hasta el borde, que rebose.

Nuestra meta es que nuestra vasija llegue a rebosar.


LA BEBIDA MILAGROSA
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Cosechas lo que se siembras

Quien planta árboles, cosecha alimento.
Quien planta flores, cosecha perfume.
Quien siembra trigo, cosecha pan.
Quien planta amor, cosecha amistad.
Quien siembra alegría, cosecha felicidad
Quien planta vida, cosecha milagros.
Quien siembra verdad, cosecha confianza.
Quien siembra fe, cosecha certeza.
Quien siembra cariño, cosecha gratitud.
No obstante, hay quien prefiere
sembrar tristeza y cosechar amargura.
Plantar discordia y cosechar soledad.
Sembrar viento y cosechar tempestad.
Plantar ira y cosechar enemistad...
Plantar injusticia y cosechar abandono.
Somos sembradores conscientes, repartimos diariamente millones de semillas a nuestro alrededor. Que podamos escoger siempre las mejores, para que, al recibir la dádiva de la cosecha justa, tengamos siempre motivos para agradecer...


MORIR DE HAMBRE = MORIR ASESINADO
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Lo tuyo y lo mío

Cuando la señora llegó a la estación, le informaron que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.

Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirando a la señora a los ojos, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.

El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura", mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.

—¡Gracias! —dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.

—De nada —contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.

Cuántas veces nuestros prejuicios y decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a los demás y cometer graves equivocaciones. Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos arbitrariamente a las personas y las situaciones, encasillándolas en ideas preconcebidas alejadas de la realidad.

Por lo general nos inquietamos por eventos que no son reales y nos atormentamos con problemas que tal vez nunca van a ocurrir.

Dice un viejo proverbio: "Peleando, juzgando antes de tiempo y alterándose no se consigue jamás lo suficiente; pero siendo justo, cediendo y observando a los demás con una simple cuota de serenidad, se consigue más de lo que se espera”.


UN REGALO ENVENENADO
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El perrito cojo

El dueño de una tienda estaba poniendo en la puerta un cartel que decía: "Cachorros en venta". Como esa clase de anuncios siempre atrae a los niños, de pronto apareció un pequeño y le preguntó:

—¿Cuál es el precio de los perritos?

El dueño contestó:

—Entre treinta y cincuenta dólares.

El niñito se metió la mano al bolsillo y sacó unas monedas.

—Sólo tengo $2,37. ¿Puedo verlos?

El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió una perra seguida por cinco perritos, uno de los cuales se quedaba atrás. El niñito inmediatamente señaló al cachorrito rezagado. —¿Qué le pasa a ese perrito? —preguntó.

El hombre le explicó que el animalito tenía la cadera defectuosa y cojearía por el resto de su vida. El niño se emocionó mucho y exclamó:

—¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!

Y el hombre replicó:

—No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si realmente lo quieres, yo te lo regalo.

El niñito se disgustó y, mirando al hombre a los ojos, le dijo:

—No, no quiero que usted me lo regale. Creo que vale tanto como los otros perritos, y le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2,37 ahora y cincuenta centavos cada mes, hasta que lo haya pagado todo.

El hombre contestó:

—Hijo, en verdad no querrás comprar ese perrito. Nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros.

El niñito se agachó y levantó su pantalón para mostrar su pierna izquierda, retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:

—Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda.

El hombre se mordió el labio y, con los ojos llenos de lágrimas, dijo:

—Hijo, espero que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú.

En la vida no importa quiénes somos, sino que alguien nos aprecie por lo que somos, nos acepte y nos ame incondicionalmente.


EL PERRITO COJO
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EL árbol de los problemas

El carpintero que había contratado para que me ayudara a reparar una vieja granja acababa de finalizar su primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder una hora de trabajo, y su viejo camión se negaba a arrancar.

Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Cuando llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol y tocó las puntas de las ramas con ambas manos.

Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso entusiasta a su esposa.

De regreso me acompañó hasta el carro, cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes. "Este es mi árbol de problemas —contestó—. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa, y en la mañana los recojo otra vez. Lo divertido -dijo sonriendo— es que cuando salgo a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".



EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS
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Las tres rejas

El joven discípulo de un filósofo sabio llegó a casa de este y le dijo:

—Maestro, un amigo suyo, estuvo hablando de usted con malevolencia.

—¡Espera! —lo interrumpió el filósofo—. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

—¿Las tres rejas?

—Sí. La primera es la reja de la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

—No; lo oí comentar a unos vecinos.

—Entonces al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Esto que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

—No, en realidad no. Al contrario...

—¡Vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

—A decir verdad, no.

—Entonces —dijo el sabio sonriendo—, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

      Cuántos malos ratos podríamos evitar si sometiéramos a esas tres rejas todo lo que decimos...


MARGARITA, CHISMES Y MÁS CHISMES
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La casa imperfecta

Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajó, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente, era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo —dijo—. Es un regalo para ti".

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Construimos nuestras vidas de manera- distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, y sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces de repente vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

 La conclusión es que debemos pensar como si estuviésemos construyendo nuestra casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construir con sabiduría es la única regla que podemos reforzar en nuestra, existencia. Inclusive si la vivimos sólo por un día ese día merece ser vivido congracia y dignidad. La vida es como un proyecto de hágalo-usted-mismo. Su vida, ahora, es el resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. ¡Su vida de mañana será el resultado de sus actitudes y elecciones de hoy!


UN PALACIO DE BARRO
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El violín de Paganini


Hubo un gran violinista llamado Paganini. Algunos decían que era una persona extraña. Otros, que había en él algo sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, y por eso nadie quería perder la oportunidad de verlo tocar.

image Una noche, el escenario estaba repletó de admiradores preparados para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El director entró y recibió una gran ovación. Pero cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró. El violinista se puso el instrumento en el hombro, y lo que siguió fue indescriptible: blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecían tener alas y volar al toque de aquellos dedos encantados.

De repente, un sonido extraño interrumpió el ensueño de la platea: una de las cuerdas del violín de Paganini se había roto. El director paró. La orquesta se calló. El público estaba en suspenso. Pero Paganini no se detuvo. Mirando su partitura, continuó extrayendo sonidos deliciosos de su violín atrofiado. El director y la orquesta, admirados, volvieron a tocar.

Cuando el público se tranquilizó, de repente otro sonido perturbador atrajo su atención. Otra cuerda del violín se rompió. El director y la orquesta pararon de nuevo, mas Paganini continuó como si nada hubiera ocurrido. Impresionados, los músicos volvieron a tocar.

Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todos los asistentes, asombrados, gritaron un "¡oohhh!" que retumbó por la sala: otra cuerda del violín se había roto. El director y la orquesta se detuvieron. La respiración del público cesó. Pero Paganini seguía: como un contorsionista musical, arrancaba todos los sonidos posibles de la única cuerda que le quedaba al destruido violín. El director, embelesado, se animó, y la orquesta volvió a tocar con mayor entusiasmo. El público iba del silencio a la euforia, de la inercia al delirio.

Paganini alcanzó la gloria, y su nombre corrió a través del tiempo. No fue apenas un violinista genial, sino el símbolo del profesional que continúa adelante aun ante lo imposible.

Cuando todo parece derrumbarse, démonos una oportunidad y sigamos adelante; despertemos al Paganini que existe en nuestro interior. La celebridad es el arte de continuar donde otros resuelven parar.


YO LE ENSEÑÉ…
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Método para ubicarse

La soberbia es una forma particular de incapacidad que suele afectar a gobernantes, directivos y funcionarios, pero también a porteros, dirigentes de gremios, imageempleados públicos y casi todos los pobres mortales que se encuentran de golpe con una escasa cuota de poder.

He aquí un consejo para no caer en la tentación de la soberbia: diríjase a una zona rural por la ruta que más le guste, desnúdese y espere a que anochezca. Cruce entonces el alambrado —con cuidado de no perder ninguno de los atributos del poder— y camine hasta que sienta que está en medio de la soledad más absoluta. Una vez allí, levante la cabeza al cielo y mire las estrellas. En ese instante, visto desde el espacio, usted debe ser algo así como un microbio sobre una pelota de fútbol.

Piense que está parado sobre un minúsculo planeta que gira alrededor del sol, y que el sol es sólo una estrella pequeña entre los millones de estrellas que está viendo y que forman nuestra galaxia. Recuerde, además, que la nuestra es una de millones de galaxias que hace millones de años giran en el espacio.

Una vez que haya hecho esto, ponga los brazos en jarra sobre la cintura, en actitud desafiante, o adopte cualquier otra postura que le parezca adecuada para expresar su inmenso poder, e hinchando las venas del cuello, grite con toda la voz que sea capaz de juntar en ese momento: "¡Soy verdaderamente poderoso!"

Luego, espere el resultado. Si ve que algunas estrellas se sacuden y titilan, no hay problema: es Dios que, a veces, no puede aguantar la risa.

¿Ha, notado que la soberbia y la envidia son dos de los más frecuentes defectos de los humanos? Esta lectura sólo nos pene al frente del universo. ¿Se quiere comparar con todos los humanos? La humildad es una de las mejores cualidades de los grandes hombres.


MÉTODO PRÁCTICO PARA BAJAR LOS HUMOS
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EL COLECCIONISTA DE INSULTOS

      En los días que corren es conveniente cederle un espacio a esta alegoría budista que transcribe Paulo Coelho y que hará pensar a muchos

image Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo Zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario. Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla. Conociendo la reputación del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.

Los estudiantes de Zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío. Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo. Arrojó algunas piedras en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de casillas, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza.

Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:

—Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?

El viejo samurai repuso:

—Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el regalo?

—Por supuesto, a quien intentó entregarlo —respondió uno de los discípulos.

—Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos —añadió el maestro—. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.

Nadie nos agrede o nos hace sentir mal: somos los que decidimos cómo sentirnos. No culpemos a nadie por nuestros sentimientos: somos los únicos responsables de ellos. Eso es lo que se llama asertividad.


EL CHOLO
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LOS DOS HALCONES

Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que no sabía qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a imagepalacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada  sucedió; por la ventana de sus habitaciones, el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un bando entre sus súbditos solicitando ayuda, y a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.

—Traedme al autor de ese milagro —dijo.

En seguida le presentaron a un campesino.

—¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?

Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:

—No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.

      Así somos los seres humanos. Estamos atados al pasado y al presente porque no nos hemos dado cuenta de que tenemos el poder de volar y buscar nuestro verdadero destino.

      Algunos tienen el privilegio de que algún acontecimiento rompa la rama de la costumbre., de la seguridad. Sólo entonces se dan cuenta de que son superiores a las circunstancias.

      En muchas ocasiones lo tenemos todo y no logramos vivir plenamente; quizá es necesario que alguien nos corte la rama para que podamos arriesgarnos al vuelo. A veces las cosas inesperadas y que en principio parecen negativas son verdaderas bendiciones.


CONJURO SIOUX
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